Consiliario de la Hospitalidad, Domingo Galindo.

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Soy Domingo Galindo, consiliario diocesano de la Hospitalidad de Ntra. Sra. de Lourdes. Fui ordenado presbítero en el año 2000 y desde el año siguiente peregrino al Santuario de Lourdes con la Hospitalidad Diocesana a través de la sección de Onda. De pequeño peregriné por primera vez al Santuario y siempre he estado muy vinculada a la Virgen María en esta advocación ya que me he criado en la única parroquia de la diócesis dedicada a Ntra. Sra. de Lourdes, en La Vall d’Uixó. En ella fui bautizado y confirmado; y en ella celebré la primera Eucaristía solemne. También he ayudado al Santuario en algunas ocasiones como confesor y especialmente colaboré, junto con otros compañeros, en la acogida de jóvenes españoles durante el Jubileo de Lourdes en 2008.

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Durante estos años, en la peregrinación diocesana he acompañado a los peregrinos animando los cantos de las celebraciones, preparando algunas dinámicas o guiando el grupo de los niños. Estos últimos años, como consiliario, las tareas son más generales, coordinando toda la peregrinación y el día a día de la vida de la Hospitalidad Diocesana.

Recuerdo la sorpresa de las primeras peregrinaciones. ¡Todo me resultaba tan novedoso, tan ilusionante! Con el tiempo no dejo de descubrir cosas nuevas, en definitiva el paso de Dios que toca los corazones a través de la llamada de María en la Gruta. La cercanía de la Comunidad Eclesial a través de sus diferentes ministerios y carismas también se hace muy patente en la peregrinación. Y siempre teniendo como objetivo colaborar en la petición que la Santísima Virgen le hizo a Santa Bernardita: convertir Lourdes en punto de encuentro entre Dios y los hombres.

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La Hospitalidad sirve preferentemente a los enfermos y a los pobres. Salir a su encuentro y proponerles el encuentro sanador con el Señor es una tarea irrenunciable de la Hospitalidad y de aquellos que tenemos responsabilidades en ella.

A veces pienso lo mucho que tenemos que mejorar, lo débiles que son nuestras propuestas o incluso, lo deficiente que puede llegar a ser el trabajo realizado; entonces recuerdo a Bernardita. Ella decía de sí misma que la Virgen había escogido a la niña más ignorante de Lourdes para darse a conocer. Como ella, también nosotros hoy somos elegidos para llevar el mensaje de María, que no es otro que el Evangelio de su Hijo, Jesús. A través de nuestras personas, muchas veces débiles y llenas de deficiencias, el Señor se hace presente en medio de los demás. Que también, como Bernardita, seamos perseverantes en la tarea que Dios nos ha encomendado. Estoy convencido que la peregrinación es un camino que nos lleva a Dios. Os invito a participar en ella creciendo en sensibilidad para reconocer el paso discreto de Dios por
nuestra vida, como el susurro del leve viento de la primera aparición que mecía los árboles que había junto al río aquel 11 de febrero.

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