Don Casimiro invita a las personas estén a favor del cuidado de toda vida humana a poner un crespón negro en las ventanas o balcones de sus casas, y en este tiempo de Navidad en el tapiz del Niño Jesús
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Castellón de la Plana, 17 de diciembre de 2020
Hoy es un día de luto para España. Lamentablemente, el Parlamento español ha aprobado el proyecto de Ley de eutanasia y suicidio asistido, que no tardará en convertirse pronto en ley tras su rápido paso por el Senado. Llámese y véndase como se quiera, esta ley va a provocar muerte. Parece como si nuestros políticos no tuvieran suficiente con los miles y miles de personas muertas a causa de la pandemia del Covid-19. Quieren más. Los legisladores se han endiosado y se creen señores de la vida y de la muerte ajena.
Esta ley se está tramitando por la vía de urgencia; se nos roba así un debate serio, sobre lo que está en juego en esta ley: es decir, sobre el valor de toda vida humana, en especial de los más vulnerables y necesitados de nuestro cuidado. La solución no es matar por falsa compasión a un ser humano –que de eso se trata en la eutanasia activa y en el suicidio asistido-. Se cambia así uno de los pilares fundamentales de la convivencia y de una sociedad humana: la acogida, el respeto y el cuidado de todo ser humano y de toda vida humana. No existe un derecho a matar o a pedir que te maten; es una invención. Sí que hay, por el contrario, un derecho a ser cuidado en la enfermedad y una obligación de la sociedad, la familia y la Iglesia a cuidar y acompañar a los enfermos, y en especial a los enfermos incurables o a las personas con alguna discapacidad. ¿Por qué no una ley de cuidados paliativos? Toda vida humana es un don sagrado, que hemos de acoger, proteger, y cuidar.
Para el trámite de esta ley se ha aprovechado además el momento de la pandemia, en el que los ciudadanos y la sociedad estamos preocupados por otras cosas: por la lucha contra el virus, por las penurias económicas, por el empleo y el futuro económico y social, o por la celebración de la Navidad este año. Y se ha aprovechado el estado de alarma, en el que está muy restringido el derecho de manifestación, para no dejar hablar a la sociedad.
Ante esta tropelía, los católicos, los cristianos en general, los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad no podemos callar. Cada uno verá cómo mostrar su desacuerdo.
Por mi parte he ordenado que las banderas de la casas episcopales en Segorbe y en Castellón de la Plana ondeen a media asta y con crespón negro; e invito a quienes estén a favor del cuidado de toda vida humana a poner un crespón negro en las ventanas o balcones de sus casas, y en este tiempo de Navidad en el tapiz del Niño Jesús. Pido a todos sacerdotes que en las iglesias, especialmente en las parroquiales, mañana día 18, y todos los días 17 de cada mes se toquen las campanas (toque de difuntos o de clamor) a las 13:00 horas durante tres minutos.
Finalmente pido seguir rezando todos los días, y de forma especial los días 17 de cada mes, para que el Señor inspire a nuestros gobernantes leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. SÍ al cuidado de toda vida humana. NO a la eutanasia y el suicidio asistido. SI a los cuidados paliativos. Muchas gracias a todos por vuestra implicación en estos gestos en favor de la vida.
Con mi afecto y con mi deseo de una feliz y santa Navidad,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
Enlace de la carta: https://obsegorbecastellon.es/no-podemos-callar/