Soy Lola Esbri, de la sección de La Vall D’Uixo y desde hace unos años responsable de azafatas de nuestra hospitalidad.

Comencé a peregrinar en el año 2000, en esos momentos sentí una llamada interior, necesita ir a Lourdes a dar gracias a María, ya que había pasado por una enfermedad personal. En ese momento no me plantee como ir, daba igual como llegar hasta María, como enferma o como enfermera, lo necesario era estar ante Ella. María en ese momento quiso que fuese como enfermera, y comencé mi andadura por Lourdes en el servicio de sala.

Después de ir unos años, en las reunión de la sección pedían voluntarios para el servicio de azafatas y como la cuestión es ir a ayudar, da igual a quien, bien enfermo o bien peregrino, allí que decidí ofrecerme. Como azafata nuestra función dentro de la peregrinación, es informar y acompañar a todos los actos de la peregrinación a los peregrinos que nos acompañan.

Muchas veces pensamos que los peregrinos que nos acompañan simplemente van de excursión a Lourdes, pero no todos son así. Nosotras nos dedicamos a acogerlos, siempre nos encontramos con situaciones personales las cuales no te imaginas, siempre pensamos que las personas que van como peregrinos no padecen ninguna “enfermedad” y en este servicio nos hemos dado cuenta que no es así, todos los que vamos hasta los pies de María estamos enfermos, ya no físicamente, muchos son interiormente.

Como todos solemos decir, Lourdes es un trocito de cielo, por eso mismo creo que es lo que te atrapa de tal manera que no te suelta. Lo que vivimos esos días allí, no se puede explicar con palabras, son vivencias personales de cada persona que te encuentras, de cada conversación que tienes… Hay que vivirlo y experimentarlo.

Personalmente pienso que nuestra actitud como voluntarios debe de ser:

Que tus palabras sean suaves, los abrazos fuertes, tu corazón puro y tu sonrisa grande.